Cuando tu tía Concha viaja a Argentina – palabras que no siempre significan lo mismo

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Desde hace un tiempo vivo en un ambiente muy internacional en el que la gente de mi día a día proviene de todas las partes del planeta pero que usamos el alemán como lengua franca, así que juntarme en pequeños grupos con hispano-parlantes es verdaderamente relajante precisamente porque nos entendemos con mucha facilidad. Pero, ¿de verdad nos entendemos tan bien como nuestros amigos no hispano-parlantes creen?

El día que decidí escribir este artículo

Un día íbamos un mexicano, dos bolivianos, una colombiana y yo, española (de la Cantabria profunda) en el autobús cuando yo dije que tenía agujetas mientras me miraba los antebrazos. Tardaron en reaccionar, hasta que el mexicano, que ha vivido un año en Castilla y León, abrió el debate: «sé a lo que te refieres porque ya lo escuché más veces en ese contexto pero para mí agujetas son esto» (se señaló los cordones de los zapatos). Yo no daba crédito pero he de decir que se me dibujó una sonrisa de oreja a oreja en la cara. ¡Me encantan estas cosas! Así que decidí apuntar más palabras que para cada uno significan algo distinto.

Cuando tu tía Concha viaja a Argentina

Pues resulta que la porra de los policías en México es macana mientras que porra es cabeza en Colombia. En España las fresas, o frutillas, como dirían en Argentina, las comemos con nata pero, oye, en México también son fresas lo que en Colombia llamarían gomelo y en España serían los pijos y las pijas y… bueno, no vayas diciendo nada de tu amiga la pija en Honduras porque se podría malinterpretar, tanto como lo de correrse en España, aunque tu amigo boliviano solo te esté pidiendo que te desplaces; pero cuidado, españolito, cuando digas que vas a «coger» algo en México. ¿No es para volverse loco? Yo cojo el autobús, mis amigos mexicanos agarran el camión y los canarios cogen la guagua, mientras que esto último te puede llevar a la cárcel en Chile donde un guagua es un bebé y coger… no es lo que se hace con los bebés.

Si alguien te mama en España, te está emborrachando, pero cuidado con ponerle un «la» delante del verbo. Si consigue emborracharte, estarás mamado o borracho, pero también ebrio o embriagado. Mis amigos bolivianos, cuando no han bebido dicen que están sanos, en España dicen que están sanos cuando no tienen ni un catarro, aunque se hayan pasado con el vino, mientras que de quien no ha bebido se dice que está sereno.

 En México si alguien mama es que es alguien que te harta, lo que yo diría que es un cansino o pesado (o algo peor), sin embargo, un pesado es el que pesa mucho para mis amigas bolivianas.

Yo las playeras las uso para hacer deporte y obviamente me las pongo en los pies ¿obviamente? Para los mexicanos lo obvio es que te cubran el torso, pues una playera es lo que para mí es una camiseta, mientras que en algunos sitios las playeras son las chanclas, o chancletas, o sandalias. Lo que yo llamo playeras, en Asturias son playeros, pero muchos otros las conocen como bambas, deportivas, espáis

Yo friego mi suelo con la fregona y el caldero, mis amigas bolivianas trapean el piso con el trapeador y la cubeta, a esto último se le llama cubo en casi toda España pero bueno, yo es que soy de Cantabria; provincia en la que el cerdo es un chon, o lo que es lo mismo: gochu en Asturias o chancho en Bolivia.

Yo si «manejo» es que tengo buen control sobre algo, pero en algunos países manejan su auto. Yo en cambio tengo coche, lo que otros llamarían carro. Pero para mí un carro es el de los caballos.

Al camarero yo le pido un zumo de pomelo pero ellos le piden al mesero un jugo de toronja. Y hablando de beber, en España nos vamos de cañas o nos tomamos unas birras, en México unas chelas y en Colombia unas pocholas. Aunque si decimos cerveza, creo que aquí no hay confusión.

Y si me quedo en España pero salgo de Cantabria…

Pero dentro de mi propio país he tenido algunos malentendidos al salir de la zona de Cantabria y Asturias (al vivir en Oviedo me di cuenta de que tenemos muchas expresiones que se utilizan en ambas provincias pero que no se entienden en el resto de España). En Cantabria, por ejemplo, llevar a alguien horcajadas es llevarlo a cuchus. Cuando algo abunda, es que hay a esgaya o asgaya (lo que también he escuchado en Asturias). Si te pones al sol, estarás a la testera’l sol. La baza es el retrete. Y jarcia es esa gente a la que es recomendable no juntarse. Pindiu es empinado. Y los cántabros no nos sentamos en el césped sino en el verde. Las zarzas en mi pueblo son las rajas y los tojos los helechos (con la h aspirada, si quieres que nos suene más natural). Aselarse es ponerse cómodo (sí, como las gallinas. Pero en Cantabria lo usamos también para las personas. Porque sí, porque somos así). Acaldar es ordenar, y si no acaldas nunca tu habitación, seguramente seas un bardal, lo que en otras zonas fuera de Cantabria llamarían “ser un desastre”. Cerner es alborotar, enredar, o meter las narices donde no te llaman. Y si ciernes, eres un cerneor. Jamar es comer, y lambión es aquel al que le gusta jamar (sobre todo dulce). Si tienes sinciu es que tienes muchas ganas de comer algo, por ejemplo algo triscón (crujiente). Una persona lumia es descarada, atrevida o repipi. Papo es el moflete; palabra que no suena muy bien en otras zonas (como aprendí a las duras) y lo que también aprendí al vivir con gente fuera de Cantabria es que la rodea o rodilla, es el trapo de cocina.

Pinar es poner de pie, y cuando digo que “no sé ni dónde estoy piná” es que estoy perdida o desorientada, o que no sé lo que está pasando.

Y después de nueve años de haber dejado atrás mi tierruca, sigo viviendo momentos en los que no sé dónde estoy piná. Pero he de decir que me encanta.

Lo que a vosotros os pasó:

La jefa

Trabajé un tiempo en el equipo hispanoparlante de una empresa internacional con compañeros de todo el planeta. Cuando ya no trabajaba allí, dos de mis antiguos compañeros, una mexicana y un argentino, me contaron que tuvieron una reunión con otros hispanos en el que la jefa (española), muy enfadada, los reunió para contarles que unos trabajadores habían hecho algo indebido. En mitad de la reunión, comenzó a gritar:

  • «Es que los voy a coger a todos y se van a enterar»
  • «¿A qué?» – dijo el argentino, sabiendo perfectamente lo que estaban entendiendo los otros latinoaméricanos.
  • «A cogerlos uno a uno y a enseñarles cómo se hacen las cosas en esta empresa».

Os podéis imaginar las risas escondidas de los que escuchaban algo así como: «los voy a fol**r uno a uno».

El padre y la hija

Un matrimonio español se mudó a EE.UU. De sus tres hijos, decidieron que los pequeñosirirían a un colegio hispanohablante. Un día, la madre pasó a buscar al hijo pero dejó allí a la hija pequeña porque esta tenía que quedarse en el colegio hasta más tarde. Entonces le dijo a las profesoras (todas de origen latinoamericano): «Cuando termine la clase de la cría, va a venir su padre a cogerla». La pobre mujer no entendía el porqué de los rostros escandalizados de las profesoras y reformuló la frase varias veces hasta que las profesoras, más aliviadas, le explicaron el significado de la palabra coger en sus respectivos países de orígenes.


¿Tienes más anécdotas cómo estas? Cuéntanoslas en los comentarios, nos encantará leerlas.

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