Y esto… ¿A qué sabe?

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¿Quién dijo que la traducción es algo monótono? En ocasiones, los traductores tenemos que echar mano de nuestra capacidad creativa para llevar a cabo nuestros encargos.

Un ejemplo de ello es la traducción culinaria. ¿Quién no ha visto alguna vez un menú de un restaurante con platos difíciles de entender? ¡Imaginad cuando hay que traducirlos a otro idioma!

En ocasiones, la traducción tiene poco éxito y surgen nombres de exquisiteces sin sentido que invitan más a levantarse e irse que a disfrutar de los manjares. Y no ocurre sólo con nombres complicados sino con platos básicos o con productos nacionales que no existen en los demás países.

Vale, sí… puede ser que ir a cenar con un traductor a un restaurante lleve inevitablemente a una conversación sobre lo acertado (o no) de los términos escogidos (no lo podemos evitar), pero es que a veces sobra literalidad de palabras o hay una equivocación en la acepción de la palabra escogida que lleva a los hambrientos clientes a soltar una buena carcajada. ¿Qué pensarán los pobres turistas cuando pidan Nice Sauce en vez de bonito en salsa en un bonito restaurante con vistas al mar? O si piden Big Holes y les presentan un buen plato de boquerones. Y para la sobremesa un Coffe Cut  entendiendo claramente que tiene que ser un cortado. Estos españoles… (sí, sí, son casos reales).

Y si esto ocurre con platos simples imaginad la labor del traductor cuando se enfrenta a nombres como <<reliquias de ternera en su salsa con virutas de trufa>>. Conseguir que las cartas, los menús y la publicidad de un restaurante salgan airosos de los entresijos de la lengua es toda una estrategia de marketing necesaria para que el bar / restaurante de una buena impresión a sus clientes.

Ahora decidnos vosotros, ¿os habéis encontrado casos similares? 😃

Marta

2 comentarios en “Y esto… ¿A qué sabe?

  1. Yo hice mi Trabajo de Fin de Máster precisamente sobre el lenguaje en el mundo del marketing y he de decir que disfruté mucho investigando sobre este tipo de traducción. Es increíble lo sensible que es el lenguaje en este campo y lo que puede llegar a afectar (para bien o para mal) la traducción. Así que me imagino tu quebradero de cabeza jaja

    Un saludo 🙂

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