Virginia Woolf y el movimiento feminista

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En un artículo anterior hablamos del flujo de consciencia, una técnica narrativa que se hizo muy popular en el modernismo literario de principios del siglo XX. En este artículo queremos presentaros a una de las figuras más representativas de esta técnica narrativa: Virginia Woolf. A través del flujo de consciencia, Woolf acerca al lector a la mente, en algunos casos perturbada, de sus personajes. Esto les aporta profundidad y realismo. La autora juega con un narrador que muestra a sus personajes desde fuera y desde dentro.

Pero esta autora es mucho más que sus técnicas narrativas. Adeline Virginia Stephen, más conocida como Virginia Woolf nació el 25 de enero de 1882 en Londres. Fue una escritora conocida por sus novelas como Señora Dalloway (1925), Al faro (1927) o Las olas (1931), entre otras, aunque también escribió ensayos en los que trataba temas como la historia de la literatura, o las mujeres escritoras. Además, fue y sigue siendo uno de los referentes del modernismo vanguardista del siglo XX, así como del movimiento feminista.

Hitler incluyó el nombre de Virginia Woolf en la lista negra que también nos habría privado de otros autores como H.G. Wells o Aldous Huxley si Alemania hubiera invadido Reino Unido.

Vida temprana e influencias:

El padre de Virginia, Leslie Stephen, era una amante de la literatura y gracias a quien Woolf descubrió su pasión por los libros. También en el lado materno de la familia había artistas que influyeron a la familia, como su tía.  Ya desde niña, la autora comenzó a escribir, creando con 10 años un periódico familiar junto a su hermana Vanessa, en el que también ayudó su hermano Julian Thoby: el Hyde Park Gate News, en donde Virginia se metía a menudo con sus hermanos Vanessa y Adrian. Lo empezaron a escribir en torno a 1891 y hasta 1895.

Aunque la mayoría de los textos son seguramente obra de Vanessa, Virginia escribió también una gran parte de ellos además de otros miembros de la familia. El tono del periódico era en gran parte satírico y burlón en el que comentaban hechos del día a día en la familia Stephen. El manuscrito original de Hyde Park Gate News llegó hasta nuestros días, conteniendo los primeros textos escritos por Virginia Woolf.

Otro de los hechos que marcó la infancia de Virginia y posteriormente sus obras fue la vida dividida entre la ciudad y la libertad de su casa de verano junto a la playa en Cornualles, como se aprecia en Al faro.

Virginia Woolf y el movimiento feminista en su ensayo Una habitación propia

A pesar de haber crecido en una familia intelectual, y en muchos casos, adelantada a sus tiempos, Virginia vio cómo solo sus hermanos varones pudieron ir a la universidad.

Su ensayo más conocido es Una habitación propia (1929), en inglés A Room of One’s Own, basado en dos charlas que la autora dio en Newnham College y Girton College en 1928. Estas instituciones fueron las primeras universidades para mujeres en Cambridge y los lugares escogidos por la autora para tratar el estado de las mujeres, y en concreto de las mujeres artistas. Tanto en las charlas como en este ensayo, Woolf asegura que una mujer tiene que tener su propio dinero y su propia habitación para poder escribir. Según la autora, los siglos de prejuicios y de desventajas económicas y educativas han mermado la posibilidad de que las mujeres pudieran crear arte. Concluye su tesis argumentando que la libertad intelectual requiere libertad económica

Virginia Woolf aclama además a otras mujeres que han logrado ser autoras a pesar de las mencionadas desventajas, como pueden ser Jane Austen, George Eliot o las hermanas Brontë. A pesar de que algunas autoras anteriores a su tiempo tuvieron que publicar sus obras con pseudónimos masculinos o de forma anónima, como es el caso de George Eliot (cuyo nombre real es Mary Ann) o la autora de Frankenstein o el moderno Prometeo, Mary Shelley.

Salud mental y fallecimiento

La madre de Virginia Woolf, Julia Jackson, murió con 49 años en 1895 cuando la autora tenía 13 años. Este acontecimiento sumió a Woolf en una fase depresiva de la que no se conservan obras literarias escritas por ella. Dos años más tarde, cuando parecía estar superando la depresión, murió su medio hermana Stella, haciendo que la recuperación de la futura autora se hiciera más dura aún. Virginia describió este hecho en su diario como «algo sobre lo que es imposible escribir», .

Además, lo que marcaría el resto de su vida fue lo que ella misma dio a entender en algunas de sus obras: tanto ella como su hermana sufrieron abusos sexuales a manos de sus hermanastros, hijos del matrimonio anterior de su madre.

Tras la muerte de su padre en 1904, los hermanos Stephen se mudan a Bloomsbury, separándose por fin de sus hermanastros. Esto supone comenzar de nuevo. En Bloomsbury empiezan a relacionarse con personajes que acabarían convirtiéndose en renombrados economistas, críticos de arte o autores, entre otros. Figuras como John Maynard Keynes, los filósofos Bertrand Russell y Ludwig Wittgenstein, escritores como T. S. Eliot o la líder del movimiento sufragista Emmeline Pankhurst formaban parte del conocido como «Círculo de Bloomsbury». Este entorno abrió la puerta a Virginia a un mundo donde ideas como el feminismo, la aceptación de la homosexualidad, el pacifismo o el ecologismo se discutían abiertamente y sin tapujos. Un mundo donde se condenaban las injusticias que las hermanas Stephen habían sufrido.

Allí conoció también a Leonard Woolf, con quien se casó en 1912 y tomó su apellido. Leonard, había sido administrador colonial en Ceylon, Sri Lanka, y tras regresar a Inglaterra se convirtió en escritor político y pacifista, lo que también influyó en Virginia y sus obras.

La lucha de Virginia con el trastorno bipolar que sufría llevó a que intentara quitarse la vida sin éxito en varias ocasiones y ya desde muy joven. Durante toda su vida sufrió etapas depresivas severas, hasta que una de ellas acabó con su vida el 29 de marzo de 1941 cuando se lanzó al río Ouse con piedras en los bolsillos. Encontraron su cuerpo el 18 de abril del mismo año. Antes de suicidarse, Virginia le escribió esta carta a su marido:

I feel certain I am going mad again. I feel we can’t go through another of those terrible times. And I shan’t recover this time. I begin to hear voices, and I can’t concentrate. So I am doing what seems the best thing to do. You have given me the greatest possible happiness. You have been in every way all that anyone could be. I don’t think two people could have been happier till this terrible disease came. I can’t fight any longer. I know that I am spoiling your life, that without me you could work. And you will I know. You see I can’t even write properly. I can’t read. What I want to say is I owe all the happiness of my life to you. You have been entirely patient with me and incredibly good. I want to say that everybody knows it. If anybody could have saved me it would have been you. Everything has gone from me but the certainty of your goodness. I can’t go on spoiling your life any longer. I don’t think two people could have been happier than we have been. V.29

«Siento que voy a enloquecer de nuevo. Creo que no podemos pasar otra vez por una de esas épocas terribles. Y no puedo recuperarme esta vez. Comienzo a oír voces, y no puedo concentrarme. Así que voy a hacer lo que me parece lo mejor que puedo hacer. Tú me has dado la máxima felicidad posible. Has sido en todos los sentidos todo lo que cualquiera podría ser. No creo que dos personas puedan haber sido más felices, hasta que vino esta terrible enfermedad. No puedo luchar más. Sé que estoy arruinando tu vida, que sin mí tú podrás trabajar. Lo harás, lo sé. Ya ves que no puedo ni siquiera escribir esto adecuadamente. No puedo leer. Lo que quiero decir es que debo toda la felicidad de mi vida a ti. Has sido totalmente paciente conmigo e increíblemente bueno. Quiero decir que todo el mundo lo sabe. Si alguien podría haberme salvado habrías sido tú. Todo lo he perdido excepto la certeza de tu bondad. No puedo seguir arruinando tu vida durante más tiempo. No creo que dos personas puedan haber sido más felices de lo que hemos sido tú y yo. V.29​»

Virginia Woolf tuvo una vida dura en la que luchó constantemente por sus derechos, y por ganarle la batalla al trastorno bipolar. Pero nos dejó un legado de obras de una altísima calidad literaria y humanística, así como más herramientas para conseguir el mundo de paz e igualdad con el que ella soñó desde muy joven.

Bibliografía:

  • Beja, Morris. Critical Essays on Virginia Woolf. G.K. Hall, 1985.
  • Caramagno, Thomas C. The Flight of the Mind: Virginia Woolfs Art and Maniac-Depressive Illness. University of California Press, 1992.
  • Rose, Phyllis (1986). Woman of Letters: A Life of Virginia Woolf. Routledge. p. 243. ISBN 0863580661.
  • Rush, Florence. “Virginia Woolf: The Impact of Childhood Sexual Abuse on Her Life and Work.” Womens Studies International Forum, vol. 13, no. 3, 1990, pp. 276–277., doi:10.1016/0277-5395(90)90015-p..

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